Kisarq Constructora
Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, México.
205 m2
Iván Marruenda
La casa se alza como un volumen introspectivo, una fortaleza contemporánea donde la fachada, cerrada casi por completo al exterior, se muestra sobria y contenida. Pequeñas aperturas, meticulosamente dispuestas, rompen la continuidad de los muros, permitiendo la entrada controlada de luz natural y creando un juego de luces y sombras que se transforma en un espectáculo sutil al caer la noche. Estas aperturas generan una atmósfera de privacidad casi absoluta, pero al mismo tiempo sugieren un diálogo contenido con el exterior.
Cuando la noche despliega su oscuridad, la luz interior se escapa a través de estas fisuras controladas, proyectando haces de luz al exterior, como destellos de vida oculta. Esta interacción entre la penumbra y la luminosidad convierte a la fachada en un lienzo que narra una historia de misterio y resguardo, un equilibrio perfecto entre apertura y reclusión.
Dentro de sus muros, la experiencia cambia dramáticamente: el espacio se despliega con una apertura que contradice la naturaleza cerrada de su fachada. El interior se extiende hacia un jardín trasero, donde el diseño se concilia con la naturaleza, creando un eje visual que difumina los límites entre la arquitectura y el entorno. Las ventanas y puertas se abren al jardín sin barreras, propiciando una conexión profunda con el exterior y permitiendo que la vegetación se convierta en una extensión natural de los espacios habitables.
El jardín actúa como un núcleo vital que otorga amplitud a los interiores. Sus elementos naturales, dispuestos con cuidado y armonía, permiten que la casa respire, que la luz del día y el aire fresco se integren de manera fluida en el entorno doméstico. Este juego entre lo cerrado y lo abierto, entre la introspección de la fachada y la libertad del jardín posterior, logra un equilibrio que invita tanto a la reflexión íntima como a la conexión con el mundo exterior.
Así, la casa se transforma en un lugar de dualidades reconciliadas: una fortaleza de privacidad y un santuario abierto hacia el exterior. Es un espacio donde el diseño arquitectónico logra trascender la simple construcción, invitando a una experiencia sensorial que, a través de la luz, la sombra y la conexión con la naturaleza, proporciona una sensación de libertad y amplitud sin sacrificar la intimidad esencial de un hogar.
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